Los recortes
en el gasto público tienen un efecto contraintuitivo. El gobierno sabe
precisamente cuanto está recortando. Sin embargo, en un mundo complejo que no
se comporta linealmente el gobierno no puede saber cuanto se va a contraer la economá en consecuencia. Una
de las consecuencias de los recortes es que la seguridad social se verá
obligada a gastar más para efectuar pagos de transferencia a nuevos
desempleados. Adicionalmente lo que el gobierno ingresa en impuestos va a
disminuir en la medida en que se reduce la actividad económica. El déficit y el
ratio del déficit sobre el PIB pueden
empeorar significativamente. España y Portugal, durante mucho tiempo, no
lograron alcanzar el déficit publico planeado con medidas de austeridad que
emplearon después de la crisis financiera de 2008.